lunes, 12 de mayo de 2008

AgUa De La RoCa...



Todos saben ya que desde el 7 de octubre de 2007 a octubre de 2008 viviremos un año de “espiritualidad marista”. De qué se trata? Responderé citando los objetivos que nos han movido a organizarlo: Profundizar en la espiritualidad marista que es mariana y apostólica
Vivir la espiritualidad marista de manera más vibrante y hacerla más conocida y amada.
Dar continuidad a la primera llamada del 20º Capítulo general que pedía a los hermanos y a los maristas en general que centraran sus vidas en Jesucristo. Crear procesos de formación espiritual que puedan continuar más allá del año 2008. Proporcionar una estructura que facilite el conocimiento del documento Agua de la Roca y su difusión efectiva en el Instituto.

EL AGUA Y LA ROCA:
Al vivir nuestra espiritualidad, nuestra sed se sacia en los ríos de “agua viva”. A cambio, nosotros mismos nos convertimos también en “agua viva” para los demás.
Del corazón del creyente brotarán ríos de agua viva. En nuestro camino hacia Dios nos sentimos inspirados por la visión y la vida de Marcelino y sus primeros discípulos. Compartimos este itinerario con muchos otros, pero somos conscientes de que tenemos nuestro estilo propio. Hemos sido bendecidos para compartir con María la experiencia transformadora de sentirnos amados incondicionalmente por Jesús. De aquí fluyen las características particulares de nuestro modo de ser seguidores de Champagnat. Los que conocen la historia de Marcelino saben que él levantó la casa del Hermitage con sus propias manos, utilizando roca que él mismo había cortado. El agua del Gier, el riachuelo que corre a través de la propiedad del Hermitage, fue una segunda e importante fuente de vida para la comunidad naciente. Sabemos que bíblicamente esos dos símbolos se aplican a Cristo: Cristo es el Agua viva en quien todos podemos saciar nuestra sed, Cristo es la Roca en la cual podemos apoyar: Él nos sustenta y en su solidez se apoya nuestra fragilidad. Pues bien: el agua y la roca son símbolos asociados a la historia marista desde el inicio

EL FUEGO:
Cuando hablamos de espiritualidad nos referimos a ese fuego inextinguible que arde dentro de nosotros, nos llena de pasión por la construcción del Reino de Dios2 y se convierte en la fuerza impulsora de nuestras vidas, dejando que el Espíritu de Cristo nos guíe. Todo cristiano que viva de esta forma, crece en santidad. el fuego. Esto significa que, siguiendo el ejemplo de Jesús, la espiritualidad marista debe ser vivida en misión .

EL CAMINO:
Para nosotros, los miembros de la Comisión, la tarea de poner en palabras esta herencia nuestra ha sido un camino espiritual y lo hemos vivido como una bendición. Hemos pasado muchas horas juntos y nos hemos relacionado con otros maristas, reflexionando sobre los factores esenciales de nuestra espiritualidad, las fuentes que la alimentan, y cómo se integran en ella los elementos clave de nuestras vidas. Hemos aprendido los unos de los otros a través de la reflexión orante, el diálogo apasionado y la escucha respetuosa. Simboliza los caminos interminables del P. Champagnat recorriendo infatigablemente las sendas y los caminos de su parroquia La Valla, en el ejercicio de su ministerio sacerdotal; pero simboliza también el “camino” marista recorrido por el Instituto desde los principios de la fundación hasta hoy.

LA MESA: En torno a la mesa se reúnen los hermanos y las hermanas. La relación de la mesa a Cristo es simple y evidente: en la mesa eucarística, Jesús se hace presente. “Para los cristianos, la mesa del Señor se ha convertido desde entonces en un símbolo central de comunión y donación personal”.